En aquellos años –y escribo totalmente de memoria-, colabora en diversas revistas PBT; Rin Tin Tin, La Risa, etc. y allí ya despliega su poderoso gusto por la anatomía humana, la captación fiel de movimiento, y la facilidad para dibujar animales en movimiento. Virtudes que no muchos de los ´autores de campanillas` de la historieta realista mundia han poseído.
Con el Alex Raymond, publicado a través de los memorables semanarios La Revista de Tim Tyler o el legendario Aventurero, como principal influjo, vivió los años 40, como un exiliado interior, tras una feroz postguerra en la que entró en la ´quinta del saco`, donde fueron los vencidos en edad de servir todavía al ejército… y les obligaron a hacer 3 años de servicio ´a la patria`… como tantos otros maestros del tebeo realista español: Jaime Juez, Jesús Blasco…
Luego tuvo que buscarse ya la vida como ilustrador, con portadas de novelas populares, de pésimo papel –nuestros pulp-, diversas colecciones de tebeos, para Toray, y otras… Inolvidable aquella suya de ´Tras el Telón de Acero`, de finales de los 40. Cuyo título lo dice casi todo.
Pero tras pasar por Molino, Marco, Toray, Cliper –sus portadas de la Colección de novelas de Autores Británicos, gozan del más merecido de los prestigios-, llegó a Bruguera en los 40, cuando había triunfado como colaborador de Germán Plaza en revistas como El Coyote, o esa maravilla a revisar, la muy corta en números, Futuro, un precioso intento de hacer un magazine en historietas sobre los temas de Fantasía y Ciencia Fición, con la especial contribución del excelso José Malloquí.
Pero será en Bruguera, con su ya premonitoria visión del mundo editorial –cuasi multimedia-, con la necesidad de captar tanto quioscos como librerías, se creaban nuevos tebeos, cuentos troquelados, y diversas colecciones de libros. Precisamente para abrir fuego en la Colección Historias se sirve de su buen hacer, dando a las peculiar vida gráfica su inolvidable visión de la novela ´de romanos`, Quo Vadis, entintada por el ya excelente portadista Bosch Peñalva; uno de los primeros números de la colección, y de los que luego serían más reeditados por la casa.
Pero la cumbre y consagración le llegaría en 1958, cuando desde la Colección de cuadernillos Superaventuras, se quiere buscar un recambio al ya cansino El Cachorro –obra memorable de Juan G. Iranzo-, y siguiendo los patrones marcados por Víctor Mora desde El Capitán Trueno, se le pide al escritor una ´de romanos`, para recalar el éxito de las entonces superproducciones de la Fox en Cinemascope y Technicolor, como la ya muy exitosa ´La túnica sagrada`, o la nueva versión Paramount de ´Los Diez Mandamientos`.
El nuevo héroe, que nunca

Una historieta desarrollada en 381 cuadernillos, con una extraña coherencia gráfica y narrativa –gracias a que Darnís estuvo casi al cargo en su integridad o con media docena de entintadores-, al cargo de la misma.
Una Odisea peculiar, de salida y retorno a Hispania; plena de lances épicos, de ritmo logrado, y hasta féerico. Con grandes dosis de ucronía -¡sello de la casa Víctor Mora!-, y sensacionales recursos a los pasadizos, claroscuros, contraluces, picados y contrapicados… Algo en lo que Francisco Darnís, cuya repentina muerte en abril de 1966, cuando la editorial había decidido cancelar la colección, era un maestro, casi nunca imitado, ni superado, en la -¡así es señores!-, muy desconocida Historia del Tebeo Español.
Mucho nos alegraría, y este texto quiere ser un primer recuerdo, que la actual dueña de sus derechos, Ediciones B, reemprenda una reedición tanto de la colección en versión facsimil, como de las mejores historietas fuera de ella: las publicadas en los últimos años 50, y primeros 50, como entrega central de diversas revistas experimentales de Bruguera: Ven y Ven, Selección de Historietas del DDT y El Campeón.
Allí el arte de Francisco Darnís, junto a sus ayudantes Luis Ramos, Jaime Juez –de muy especial e importante contribución a la colección-, Martínez Osete, Manuel Carregal o Víctor Arriazu, brilla a un nivel insólito, en un tebeo de tan larga vida, al que la crisis del género, y el asentamiento de la televisión dieron prematura muerte.
Diego Cara
* Ilustran este texto exclusivo de esta weblog. La foto del autor, Francisco Darnís, cedida por la familia.
* Una secuencia de los primeros cuadernillos en la reciente edición con nuevo coloreado.
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